No era el mejor día. No eran las mejores condiciones. Tenia miedo. Pero tenia ganas. Estaba decidido. Lo iba a hacer, dándolo todo.
Y empezó a caminar. El camino no era recto, ni plano. El objetivo era llegar hasta arriba. Con el, todo lo que creía que le iba a ser útil. Ropa cómoda, una brújula, agua, y varios objetos en su mochila impermeable.
El primer tramo fue sencillo. Fue una toma de contacto con el terreno. Se acostumbró a pisar donde debía y eso le ayudo a ganar seguridad para los cambios que vendrían. Respiraba tranquilo, aunque mantenía la tensión para que nada le pillara desprevenido.
Ya en el segundo segmento la aventura empezó a ponerse interesante. La presión empezaba a notarse y no respiraba igual de bien. Los pasos comenzaban a ser mas cortos y tuvo que hacer alguna parada. En una de ellas, cogió su diario para apuntar pensamientos que le venían a la mente. Mientras lo hacía, se dijo:
-Para que quiero yo todo esto?
Y lo dejó allí.
Sin ese peso, sin sus notas, sin sus recuerdos escritos, pudo seguir, mas ligero hasta el objetivo final.
Ya en la tercera etapa, sintiéndose mas ligero, notaba el cansancio aunque la ilusión por el viaje que estaba haciendo era mas poderoso. Sintió que debía parar y comer. Y así lo hizo. Se sentó en una roca, y saco de la mochila un hornillo, la cacerola, y una lata de comida en conserva. Lo calentó y se lo sirvió en el plato que tenia. El aroma de la comida atrajo a animales de la zona que aparecieron a su alrededor, Ardillas, conejos, una familia de jabalíes… Un público muy variopinto que parecía disfrutar viéndole comer. Entre todos los asistentes, le llamó la atención un tejón y su cría. Ésta parecía no estar bien. Parecía tener hambre. El miró su plato y se dijo:
-No lo necesito. Puedo espabilarme yo solo.
Cogió el plato y lo dejó ahí para que el pequeño tejón lo disfrutara. También dejó sus provisiones ahí para que los demás tuvieran su parte.
El cogió una manzana de un árbol y se la comió mientras recordaba lo feliz que el animal estaba al comer y lo bien que se había sentido haciéndolo.
La cima se veía cerca, aunque aun quedaba la parte mas difícil del viaje. El tramo era abrupto y empinado, y el frío empezaba a ser considerable. Sacó de su mochila una chaqueta. Aún se sentía pesado. Pero no estaba convencido de dejar nada mas. Ya había dejado muchas cosas por el camino y, aunque se sentía bien, no quería dejar mas cosas atrás. Volvió a mirar hacia arriba. Vio como el sol iluminaba el sitio al que tenía marcado llegar.
Estaba a punto de conseguirlo. Para que necesitaba mas ropa? Para sentirse mas protegido? La dejó ahí. Para que necesitaba una navaja ahora? Era jugársela a lastimarse ahora, tan cerca del final, También la dejó. Ya había dejado atrás el peso muerto de sus recuerdos, y se liberó de la dependencia en forma de comida que el mismo pudo gestionar por el camino. La brújula le servia por si se perdía pero… como se iba a perder si ya sabia donde iba? Ahí se quedo. Entonces, de que le servía tanta mochila.
Se deshizo de ella. Y sin mirar atrás empezó a escalar. Un pie tras otro, una mano y después la siguiente. Solo mirando hacia adelante. Y así, poco a poco, pero seguido, se plantó en la cima. Donde había querido llegar. Lo había conseguido. Contempló las vistas. Nunca pensó que pudiera ver algo tan bonito. Respiró hondo, lloró de alegría por el esfuerzo realizado y se felicitó por ello.
No sabía cuál seria el próximo reto, pero si había conseguido éste, lo que viniera también lo podría superar.
No era el mejor día. No eran las mejores condiciones. Tenia miedo. Pero tenia ganas. Estaba decidido. Lo iba a hacer, dándolo todo…
Y lo hizo.
Y empezó a caminar. El camino no era recto, ni plano. El objetivo era llegar hasta arriba. Con el, todo lo que creía que le iba a ser útil. Ropa cómoda, una brújula, agua, y varios objetos en su mochila impermeable.
El primer tramo fue sencillo. Fue una toma de contacto con el terreno. Se acostumbró a pisar donde debía y eso le ayudo a ganar seguridad para los cambios que vendrían. Respiraba tranquilo, aunque mantenía la tensión para que nada le pillara desprevenido.
Ya en el segundo segmento la aventura empezó a ponerse interesante. La presión empezaba a notarse y no respiraba igual de bien. Los pasos comenzaban a ser mas cortos y tuvo que hacer alguna parada. En una de ellas, cogió su diario para apuntar pensamientos que le venían a la mente. Mientras lo hacía, se dijo:
-Para que quiero yo todo esto?
Y lo dejó allí.
Sin ese peso, sin sus notas, sin sus recuerdos escritos, pudo seguir, mas ligero hasta el objetivo final.
Ya en la tercera etapa, sintiéndose mas ligero, notaba el cansancio aunque la ilusión por el viaje que estaba haciendo era mas poderoso. Sintió que debía parar y comer. Y así lo hizo. Se sentó en una roca, y saco de la mochila un hornillo, la cacerola, y una lata de comida en conserva. Lo calentó y se lo sirvió en el plato que tenia. El aroma de la comida atrajo a animales de la zona que aparecieron a su alrededor, Ardillas, conejos, una familia de jabalíes… Un público muy variopinto que parecía disfrutar viéndole comer. Entre todos los asistentes, le llamó la atención un tejón y su cría. Ésta parecía no estar bien. Parecía tener hambre. El miró su plato y se dijo:
-No lo necesito. Puedo espabilarme yo solo.
Cogió el plato y lo dejó ahí para que el pequeño tejón lo disfrutara. También dejó sus provisiones ahí para que los demás tuvieran su parte.
El cogió una manzana de un árbol y se la comió mientras recordaba lo feliz que el animal estaba al comer y lo bien que se había sentido haciéndolo.
La cima se veía cerca, aunque aun quedaba la parte mas difícil del viaje. El tramo era abrupto y empinado, y el frío empezaba a ser considerable. Sacó de su mochila una chaqueta. Aún se sentía pesado. Pero no estaba convencido de dejar nada mas. Ya había dejado muchas cosas por el camino y, aunque se sentía bien, no quería dejar mas cosas atrás. Volvió a mirar hacia arriba. Vio como el sol iluminaba el sitio al que tenía marcado llegar.
Estaba a punto de conseguirlo. Para que necesitaba mas ropa? Para sentirse mas protegido? La dejó ahí. Para que necesitaba una navaja ahora? Era jugársela a lastimarse ahora, tan cerca del final, También la dejó. Ya había dejado atrás el peso muerto de sus recuerdos, y se liberó de la dependencia en forma de comida que el mismo pudo gestionar por el camino. La brújula le servia por si se perdía pero… como se iba a perder si ya sabia donde iba? Ahí se quedo. Entonces, de que le servía tanta mochila.
Se deshizo de ella. Y sin mirar atrás empezó a escalar. Un pie tras otro, una mano y después la siguiente. Solo mirando hacia adelante. Y así, poco a poco, pero seguido, se plantó en la cima. Donde había querido llegar. Lo había conseguido. Contempló las vistas. Nunca pensó que pudiera ver algo tan bonito. Respiró hondo, lloró de alegría por el esfuerzo realizado y se felicitó por ello.
No sabía cuál seria el próximo reto, pero si había conseguido éste, lo que viniera también lo podría superar.
No era el mejor día. No eran las mejores condiciones. Tenia miedo. Pero tenia ganas. Estaba decidido. Lo iba a hacer, dándolo todo…
Y lo hizo.